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Mujeres economistas de la historia: Elinor Ostrom

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UniBlog

Elinor Ostrom ha sido la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía. Fue en 2009 y Ostrom tenía entonces 76 años

12 Apr 2023

6 Min de lectura

La Sala de Conciertos de Estocolmo fue escenario el 10 de diciembre de 2009 de una gala histórica. Era la primera vez que cinco mujeres eran galardonadas en una misma edición de los Premios Nobel, y la primera ocasión en que una mujer recogía este galardón en la disciplina de Economía. Sí, así es, Elinor Ostrom era la primera mujer en la Historia galardonada con el Premio Nobel de Economía, desde que se comenzaron a otorgar estas distinciones en 1969. Tenía entonces 76 años.

 

De ese hecho surgen muchas preguntas y no menos conclusiones, pero queremos quedarnos con una en concreto: ¿es acaso la economía ‘cosa de hombres’? La respuesta es no. Y en UniBlog queremos destacar el papel que en el pensamiento económico han tenido muchas mujeres a lo largo de la Historia.

 

Con este post iniciamos una serie de artículos, que hemos querido denominar ‘Mujeres economistas de la Historia’, y en los que hablaremos de algunas de ellas y de su contribución a esta ‘disciplina’. Es cierto que son pocas las mujeres que se estudian en los libros de Historia y pocas a las que se les ha reconocido su papel y contribución. Por ello, queremos hacer un homenaje a todas ellas, a todas aquellas mujeres que han sido relevantes en la historia de la Economía. La mayoría de ellas son, o han sido, grandes luchadoras por el sufragio femenino y la igualdad de sexos, y han tenido un papel destacado en la economía social y su capacidad de reivindicación. Tal es el caso de Elinor Ostrom.

Creció en el seno de una familia humilde

 

Elinor Ostrom nació en California como Elinor Claire Awan, en el seno de una familia humilde. Era el año 1933 y la depresión económica extendía sus tentáculos desde Estados Unidos al resto del mundo. En el patio de su casa de Los Ángeles, Elinor plantaba, junto a su madre, frutas y verduras… quizás esto le hizo tener constancia desde pequeña del valor de los recursos naturales y la sostenibilidad. Era buena nadadora y, a base de competiciones, consiguió ganar dinero para ir a una escuela pública y acceder así a una buena educación. Allí participó en un equipo de debate que le ayudó a superar su tartamudeo y favoreció su habilidad para la argumentación y la crítica.

 

Se graduó en Teoría Política en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA) en 1954. Años más tarde, se doctoró en la misma Universidad. Durante esos estudios de postgrado fue cuando conoció al que sería su marido, Vincent Ostrom, con quien desarrolló la mayor parte de sus trabajos de investigación y con quien creó la Bloomington School, cuyo interés reside en estudiar mecanismos espontáneos que permitan el uso eficiente de bienes públicos. Paralelamente ejerció de profesora en la Universidad de Indiana, a la que estuvo vinculada desde 1965 hasta su muerte en el año 2012.

 

El buen gobierno de los bienes comunes

 

Una de las muchas razones por las que esta politóloga de formación y economista de profesión merece ser recordada es por la manera en que cambió la forma de pensar sobre los bienes públicos.

 

El trabajo de Elinor Ostrom es generalmente conocido por su cuestionamiento al paradigma de ‘La tragedia de los bienes comunes’, un ensayo de Garret Hardin publicado en la revista Science en 1968 y que determinaba la regulación jerárquica como la única posibilidad de evitar la destrucción de los recursos compartidos limitados (bienes comunes). Su publicación abrió un debate mundial sobre el comportamiento humano en diferentes áreas como la economía, la política, la sociología, la psicología… En dicho ‘debate’, las investigaciones de Ostrom fueron de especial importancia. De hecho, le valieron el Nobel de Economía “por su análisis de la gobernanza económica, especialmente los comunes”, según rezaba en el comunicado en el que la Real Academia de las Ciencias de Suecia informaba de la concesión del premio a Ostrom.

 

El jurado también galardonó ese año al economista estadounidense Oliver E. Williamson en la misma disciplina, por lo que el premio fue compartido. A ambos se les reconocían sus investigaciones sobre las decisiones en las organizaciones sociales, aunque en campos bien distintos.

 

Durante largo tiempo se sostuvo entre los economistas, casi por unanimidad, que los recursos naturales que se usaban colectivamente serían sobreexplotados y destruidos a largo plazo. Elinor Ostrom refutó esta idea y demostró evidencias de experiencias de buen gobierno de los bienes comunes. Expuso cómo las asociaciones de usuarios pueden gestionar con éxito la propiedad común.

 

En sus investigaciones realizó estudios de campo sobre cómo las personas de las comunidades locales y pequeñas administraban con éxito los recursos naturales compartidos, tales como pastizales, aguas de pesca y bosques. Observó que éstos frecuentemente desarrollaban mecanismos sofisticados para la toma de decisiones y la aplicación de reglas para manejar conflictos de intereses con satisfacción y unos resultados, a menudo, mejores que los previstos en las teorías estándar.

 

El valor de la cooperación como principio básico

 

Valores como la equidad, el autogobierno, la confianza, la reciprocidad y la cooperación tienen un importante lugar en el marco de investigación de Ostrom. Sus hallazgos muestran que muchos de estos valores están presentes en las interacciones sociales. Demostró que cuando los usuarios utilizan los recursos naturales en forma conjunta, a su debido tiempo, se establecen reglas sobre cómo se deben cuidar y utilizar éstos de manera tal que sea económica y ecológicamente sostenible. De ahí que su trabajo sea muy conocido en el ámbito de la ciencia política y del medioambiente.

 

En la actualidad, con problemas como el cambio climático, la desaparición de recursos y la gobernanza económica global, su legado académico resulta de especial relevancia.

 

En su libro más influyente, ‘El Gobierno de los bienes comunes’ (1990), Ostrom invita a pensar críticamente en la intervención del Estado y confirma la relevancia de la estrategia esencial del principio básico de cooperación para cualquier grupo cuyos miembros deban trabajar juntos para alcanzar un bien común. Aun así, en muchas de las  conferencias que impartía alrededor del mundo y en las que exponía su tesis, Ostrom resaltaba a modo de introducción “no hay panaceas para resolver los problemas de la acción colectiva”.

 

Elinor Ostrom murió de cáncer en junio de 2012. Ha sido la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía y la única hasta 2019, cuando Esther Duflo logró por segunda vez en la Historia este galardón para una mujer.

 

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